La curación es una de las claves fundamentales para conseguir un jamón ibérico de calidad. Así que, debemos estar muy atentos a que esta haya sido hecha adecuadamente. Existen marcas de jamón que ya son conocidas por la increíble calidad de sus productos, pero no está de más conocer cómo se elaboran. Hoy, en Jamón Puro Bellota, vamos a explicarte cómo saber si el jamón ha sido curado de forma natural.
Secadero natural: la clave de una buena maduración
Para elaborar un jamón de calidad, hay que prestar especial atención al proceso de curación, secado y maduración. Para ello, es necesario que el jamón se traslade a un secadero, donde poder controlar todos los factores ambientales, como la humedad o la temperatura. Esto hará que el proceso de secado sea óptimo para dotar a las piezas de unas cualidades excepcionales.
El secadero natural es clave para conseguir una buena maduración de la pieza, ya que las corrientes naturales que lo atraviesan son necesarias para que los jamones vayan enfriándose de forma adecuada. Además, gracias a la separación que existe entre las piezas colgadas en el lugar, se consigue que los factores ambientales sean idóneos, contando con las condiciones óptimas para que el secado natural sea perfecto.
¿Cuándo y cómo se cura un jamón natural?
Los jamones curados naturalmente cuentan con características que los hacen muy especiales, ya que todo se elabora de forma artesanal y con una climatología muy específica (o bien con unas cámaras que simulen el clima y las estaciones necesarios).
El proceso de curación suele empezar durante los meses más fríos del año, para así tener la temperatura y la humedad óptimas que solo se pueden encontrar durante este tiempo. Además, la calidad de la pieza es todavía mayor, ya que los cerdos se alimentan mucho mejor que en verano.
Para curar un jamón de forma natural se utilizan sistemas de salado tradicionales. Esto permite elaborar un producto único y excepcional aprovechando la climatología de la zona en cuestión. Por ello, podemos decir que su mayor ventaja y desventaja es que estos jamones solo pueden curarse durante una época del año muy específica, pero la calidad de la pieza obtenida bien lo merece.
Al final, para curar un jamón ibérico con sal se necesita un tiempo que varía en función de la pieza. Pero lo que sí hay que tener en cuenta es que este método ayuda a una mejor conservación, así como a potenciar su sabor.