¿Eres de los que les gusta deleitarse con una suculenta cena escuchando música clásica de fondo? ¿Adoras entrar en un restaurante y escuchar el piano en directo mientras disfrutas de una experiencia gastronómica única?
¿Sabías que hay un tipo de música recomendada para disfrutar de los mejores jamones ibéricos de bellota? Te lo contamos todo en este post por si quieres sorprender a tus invitados con un sutil hilo musical.
Sentidos que se activan cuando comemos
La música tiene una gran influencia en cómo percibimos lo que comemos y, de hecho, muchos restaurantes usan esta información para completar la experiencia gastronómica y que sus clientes salgan encantados de sus salones.
Cuando entras en un restaurante activas todos tus sentidos:
Vista: ya sabes eso que dicen de «se come con los ojos». Seguro que más de una vez has entrado en un restaurante y has mirado los platos que tenían los comensales de la mesa de al lado y te ha parecido tan suculento que no has podido evitar decir «yo quiero eso» o «eso tiene una pinta increíble, ¿qué es?».
Olfato: el olfato es el sentido accesorio al gusto y el simple hecho de oler algo delicioso nos da ganas de comerlo. La comida nos gusta más o menos en función de su aroma, pero no solo eso, nada más entrar a una pizzería te invaden las ganas de comer pizza, ¿verdad? Y es que el horno de leña es otro mundo…
Gusto: es el sentido principal que utilizamos para comer, el que nos dice si algo está bueno o malo, el que nos ayuda a diferenciar todos los sabores y matices y que el nos «obliga» a seguir comiendo porque el plato es una delicia.
Tacto: es verdad que muy pocas veces comemos con las manos, pero… siempre cogerás las lonchas de jamón ibérico con los dedos y apreciarás la suave grasa que emana de cada loncha.
Pero, ¿qué falta para que sea una experiencia completa? ¡El oído!
Estimular el oído para redondear la experiencia gastronómica
Estimular el oído (el único sentido que falta por activar en un restaurante) ayuda a que los comensales perciban el sabor de los alimentos de una forma u otra, y eso se consigue a través de la música.
La música tiene una influencia en los comensales y también en las sensaciones y emociones que sienten, y eso se puede aprovechar para crear atmósferas únicas para que disfruten aún más de los matices de cada plato.
La música hace la función de acompañante, amortigua los silencios incómodos, aporta calidez y crea magia. Pero no solo eso, también influye en cómo apreciamos los sabores.
De hecho, investigadores de la universidad de Oxford aseguran que los sabores se perciben como más dulces cuando la música de fondo tiene tonos ciertamente agudos y poco estridentes. De forma similar, melodías de tonos agudos o estridentes harían que percibiéramos los sabores con toques rancios.
Pero el tipo de música no es lo único que influye en cómo percibimos los sabores del plato, sino que también es importante el volumen. Si mientras estamos comiendo la música suena demasiado fuerte, nuestra capacidad para percibir los toques dulces o salados disminuyen.
Para conseguir el volumen ideal, los expertos señalan que debe estar entre 62 y 67 decibelios, que se corresponde con el volumen natural de la voz humana. De esa forma, se pueden estimular el resto de sentidos ya que el oído se encuentra cómodo y relajado.
¿Sabías que muchas veces ni siquiera eres consciente de que hay un hilo musical en el restaurante? Está puesto, pero lo hace de tal forma que no molesta, sino que está pensado para crear un ambiente cómodo y relajado que te hará disfrutar aún más de cada sabor.
La música clásica, la preferida para degustar jamón ibérico de bellota
Los expertos suelen recomendar la música clásica como la mejor para acompañar una buena cena. Más concretamente, cuando disfrutamos de unos loncheados ibéricos, se recomienda escuchar música clásica tranquila, no demasiado aguda, para que nos ayude a potenciar el matiz dulce de una pieza de jamón. Al menos eso es lo que nos recomiendan desde jamones Joselito en su blog, y confesamos que se han ganado por derecho propio que confiemos en ellos.